Otra pedrada más para la menospreciada FP.
La formación profesional esa que en Europa alcanza cuotas del 52% de los alumnos y en España el 38%.
Esa que tiene niveles de inserción laboral más altos que muchas carreras universitarias en España. Esa, ahora tiene que hacer una prueba de selectividad más para acceder a la universidad y poder competir en nota con los alumnos de bachiller. Por cierto las pruebas para subir la nota en la selectividad de los alumnos de FP no hace referencia a las materias que ellos hallan estudiado, hasta ahí podíamos llegar. Si no, que los alumnos de FP tienen que estudiar después de haber superado sus estudios y su prueba de acceso a la universidad otra prueba referente a las materias impartidas en bachiller.
Así nos va, los alumnos de bachiller podrán ser ingenieros industriales, telecos, ingenieros químicos y un montón de carreras sin haber pasado por ciclos específicos de especialidad. Ingenieros que no tengan ni idea de como coger una herramienta o realizar instalaciones o ensayos de laboratorio.
La formación profesional es la especialidad que forma a los mandos intermedios y a los técnicos de muchos ámbitos, esos que los sindicatos y entidades relacionadas con el mundo del empleo echan en falta y parece ser que no se encuentran.
A pesar de los años el mundo de la enseñanza sigue igual o casi igual.
En una reunión entre ministerio de educación y sus homólogos autonómicos el día 7 de septiembre todas las comunidades aceptaron mientras que Catalunya representada por el Sr. Joan Majó (Comisionado de universidades de la Generalitat) se mostró contrario y pidió mas tiempo para evaluarlo.
Penalizar la enseñanza de la formación técnica e industrial no es el mejor camino para salir de la crisis y fomentar la creación de nuevas empresas.
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